jueves, 21 de junio de 2012

Actualidad de la vida monástica

A continuación sigue un extracto del articulo del padre Mariano José Sedano CMF

Si espigamos el capitulo 6 de Lumen Gentium o el decreto Perfectae Caritatis, descubrimos que la vida monástica es un don de gracia concedido por Dios a su Iglesia, que se inserta no en la estructura jerárquica sino en su dimensión de vida y santidad (LG 44); tiene como finalidad la utilidad del pueblo de Dios; está vinculada directamente con el Espíritu Santo (PC1); hace que la Iglesia esté siempre disponible para toda obra buena y edifique el cuerpo de Cristo.
Si surge el monacato para utilidad del pueblo de Dios nos interesa saber que aspectos de la vida eclesial que trajo siguen vivos y en conexión con las necesidades del momento actual.
Está claro que no basta con una terapia cosmética o volver a las prácticas que en su día tuvieron éxito para devolver el prestigio perdido.
LA NECESIDAD FUNDAMENTAL ES VOLVER  DE UN MODO NUEVO A LA EXPERIENCIA DEL DIOS VIVO. "El hombre religioso de mañana será un místico o no podrá seguir siendo cristiano" Karl Rahner.
La cuestión es donde encontrar apasionamiento por Dios entre los cristianos o cómo hacer posible la vivencia de la fe en términos más vitales. En este punto la aportación del monacato a la vida de la Iglesia es insustituible. Es rabiosamente actual, porque responde a los problemas de este momento histórico que vivimos, pero al mismo tiempo es algo tan antiguo como la existencia misma del monacato.
Un novicio acude al abad y le pregunta :¿qué es un monje?, el abad le responde un monje es aquel que cada mañana se pregunta :¿qué es un monje?.
Independientemente de cómo se entienda en cada época el monje, por su sola existencia consagrada por entero a Dios, constituye la gran respuesta a la pregunta por el sentido de la experiencia religiosa para la vida del hombre.
Jean Leclercq: " La vida monástica es una forma de vida religosa que no tiene fin secundario. El monje se propone pura y simplemente, en su esencia y en todas las circunstancias,buscar a Dios y nada más"
Cardenal Suhart: Ser un testigo no consiste en dedicarse a la propaganda, sino en ser misterio viviente. Significa de tal modo que la propia vida no tendria sentido si Dios no existiera.
La palabra monje pasó a significar el que tiene un solo fin en su vida: buscar a Dios amarlo sobre todas las cosas. El monje es el hombre que renuncia a ser alguien de alma doble, Dios y las actividades, la oración y la acción, lo interior y lo exterior. Los monjes aparecen como los "amigos de Dios".
En el alfa de la vida monástica está siempre la Palabra de Dios que le hace salir de sí, le hacer perder la cabeza y realizar locuras: renunciar a todo con alegría para comprar lo que de verdad vale, la perla escondida que es Dios mismo. Y la palabra de Dios será siempre alimento cotidiano saciando el hambre y sed de Dios y al mismo tiempo manteniendo vivo el deseo y el firme propósito de buscarlo en todo y no "anteponer nada al amor de Cristo" (RB,4).
El monje es pues un oyente de la Palabra. La búsqueda de Dios se convierte en divisa, misión y motor de su vida. Expresa la vocación de todo hombre que "ha salido de Dios y a Dios torna".
Benedicto XVI nos ha regalado un hermoso texto en su visita a las sede de un antiguo monasterio Cisterciense en Paris:
"No estaba en su intención ( de los monjes) crear una cultura y ni siquiera conservar una cultura del pasado, su motivación era mucho más elemental. su objetivo era: buscar a Dios, El camino era su palabra..... La búsqueda de Dios requiere, pues, por intrínseca exigencia una cultura de la palabra.... porque en la palabra bíblica Dios está en camino hacia nosotros y nosotros hacia El, hace falta aprender a penetrar en el secteto de la lengua, comprenderla en su estructura y en el modo de expresarse. Así precisamente por la búsqueda de Dios, resultan importantes la ciencias profanas. Puesto que la búsqueda de Dios exigía la cultura de la palabra, forma parte del monasterio la biblioteca que indica el camino hacie la palabra".
Los primeros compases de la vida monástica son desgarradoramente secos. El desierto es contrario a la naturaleza humana, que es social.  Sin embargo, la vida solitaria es la expresión má auténtica de la esencia del monacato.
Evagrio Póntico nos presenta un itinerario progresivo en la soledad jalonado por tres rupturas o soledades: de las cosas materiales, de las palabras y del corazón.
Don Geránger solía decir que la separación del mundo por si sola hace al monje. Sin embargo como es obvio el monje no se retira para separarse de los demás sino para unirse más profundamente a los hombres "El monje está separado de todo, para estar unido a todos". un monje de nuestro tiempo lo comenta así:  " Un monje  no sale del mundo. En realidad, el monje hace salir el mundo tras de si para conducirlo hacia Dios. En su éxodo, el monje no se retira lejos de los hombres, sino lejos de si mismo, para poder atraer a todos a Dios"
El primado de la experiencia sobre la doctrina, los fundadores convirtieron su propia vida en memorial de una o dos páginas del evangelio, pero además descubren que ese don de gracia es la mejor respuesta a los desafios de su tiempo. Y le brotan manos para acariciar o curar, para labrar la tiera o escribir manuscritos, para perdonar los pecados o rezar ininterrumpidamente.
De ese modo la vida monástica en las diversas épocas representa a Cristo que anuncia el Reino como lo único necesario, que pasa lasnoches en oración con  Dios su padre, que no tiene donde reclinar la cabeza, que vive como los pájaros del cielo y los lirios del campo y pasa haciendo el bien a todos. De este modo,Cristo sigue siendo futuro para el hombre.

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