sábado, 19 de abril de 2014

lunes, 14 de abril de 2014

La Pasión de Cristo.

Por la costumbre ya no nos conmueve verte crucificado, ni contemplarte muerto y sepultado, y lo que con más intensidad debería traspasar nuestro corazón: tu persona abofeteada, flagelada, escarnecida, escupida, perforada por los clavos y la lanza, coronada de espinas, que apaga su sed con hiel y vinagre, y que en la cruz sólo estabas sediento de nuestra salvación. Cuando pendías en la cruz la tierra tembló, en cambio nosotros reímos; el cielo con sus luminarias se oscureció, y a nosotros nos devora el deseo de brillar en el mundo. Las rocas se cuartearon, pero nosotros endurecemos nuestros corazones. Los sepulcros se abrieron para dar salida a sus muertos, y nosotros, apoltronados en lechos de lascivia, sepultamos nuestros muertos.
 
Guillermo de Sain- Thierry

martes, 8 de abril de 2014

El Cristo Yacente

En momentos españoles, se traza una semblanza del escultor Gregorio Fernández, de su obra, de sus características. Este artista ubicado en Valladolid, posee en esta ciudad numerosas obras una de ellas El Cristo Yacente de nuestro museo de San Joaquin y  Santa Ana. Se dice que este Cristo data de 1631, y es un regalo de Felipe IV a la comunidad.

Leer el articulohttp://www.momentosespañoles.es/contenido.php?recordID=262

Don Juan Jose Fernández

Don Juan Jose Fernández hace referencia a nuestro Monasterio en su libro el Monasterio y el Arquitecto del Rey, con unas nuevas páginas en un articulo de Dialnet.unirioja.net.
 
En estas páginas se hace alusión a la planta de la iglesia, fachada modesta del edificio y escudo de armas de la fachada de la iglesia.


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Prologo El Monasterio y el Arquitecto del Rey

A continuación se ofrece el prólogo de Don Juan Jose Fernández ya citado en el titulo El Monasterio y el Arquitecto del Rey, que versa sobre dos edificios de nuestra ciudad, Los Filipinos de Ventura Rodríguez y el Monasterio de San Joaquin y Santa Ana de Sabatini.

Leer el Prólogo

En el interior del tiempo. Capitulo uno

La Plaza de Santa Ana

En un articulo del blog del periodista digital se habla de nuestra plaza y monasterio aportando numerosos artículos y datos de historia, de lo que fue la plaza, de lo que se puede visitar en el museo.
 

lunes, 7 de abril de 2014

Alumnos de San Viator en nuestro monasterio.

Pasaron por nuestra comunidad, un grupito de jóvenes de unos quince a dieciséis años, con su profesor de religión, Jose Manuel, alumnos de cuarto de secundaria del colegio San Viator, su intención era cumplimentar una de las actividades previstas durante el día en clase de religión, primero estuvieron con una comunidad de vida activa que se dedica a gente excluida, y luego reunidos con nosotras en una sala, nos hicieron preguntas sobre nuestra vida en vistas a que conocieran de cerca la vida monástica y no le resultase tan raro que nosotras o personas lo dejemos todo y nos encerremos en  un monasterio.
 
Sus preguntas fueron variadas desde el motivo de nuestra entrada, hasta cuanto tiempo llevábamos dentro, hasta si habíamos tenido novio antes de entrar, luego nos presentamos cada una con su nombre y ellos también. Buena gente dijo el profesor que eran, y nos confesaron cuantas horas dedicaban a salir y divertirse los fines de semana.
 
Luego les ofrecimos unas pastas que tomaron con gusto y nos hicimos unas fotos además dimos un pequeño recorrido por el convento.
 
Bueno que tengan suerte en sus estudios, espero que hayan sacado buenas ideas de la vida monástica.

Una visita inesperada.

    Un domingo de finales de marzo, se presentaron en nuestro Monasterio Don Javier Ortega y su novia, venían de Madrid, y estaban interesados en conocer nuestro museo, les había recomendado verlo su padre, Victor Manuel Ortega, el actual dueño de la capilla de Outerio de Barres en Asturias, ermita donde oró en su infancia nuestra venerable hermana Ana María de la Concepción, quién vivió en esta casa con fama de santidad y virtud, durante el siglo diecisiete.
 
    La capilla está enfrente de la casa del abuelo de nuestra monja que todavía se conserva aunque ya transformada, ellos guardan todavía el recuerdo de su paisana con cariño y deseo de saber más sobre ella.
 
    Quedamos agradecidas de la visita y de la amabilidad de ambos y su comunicación, durante su estancia entre nosotras. No tenemos palabras para expresar su simpatía y cercanía.