La vida consagrada proclama que Dios está aquí, que la presencia divina es el valor supremo de la vida, la vida consagrada que los bienes celestes ya están presentes en este mundo.
La vida consagrada intenta expresar de forma permanente la actitud de Cristo de vivir totalmente en dirección hacia el padre por su virginidad, su obediencia, su pobreza.
La vida religiosa anuncia el futuro mediante la vida, como una profecía existencial, una parábola.
La vida religiosa es un testimonio vivo de un evangelio vivido, testimonio del absoluto de la fe en la vida humana, testimonio que la castidad en fraternidad es el amor de Dios como gracia y gratuidad, testimonio de esperanza, pues todo se encamina a Cristo en la caridad.
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