María del Mar marchó a la casa del Padre, con la serenidad y alegría de quién sabe afrontar su camino aunque este no sea el aparentemente mejor. Siempre aporto ilusión, alegría, empuje de carácter activo y dinámico, era un referente para su comunidad, su congregación a las que sirvió como abadesa y para todos aquellos que la conocimos, y que ayer la despedimos en su funeral en su querido monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas de Valladolid.
Me quedó con su frase: " no fui feliz completamente hasta que encontré el texto de San Pablo sobre el amor es paciente es servicial, no tiene envidia, etc."
Doy fe que hizo feliz a las personas que la conocimos y que siempre quiso ayudar y aportar alegría y colaboración. Dios le conceda su merecido premio.
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